Una malla de servicios juega un papel crucial en una arquitectura distribuida al proporcionar una capa de infraestructura dedicada para administrar y monitorear la comunicación entre microservicios. Actúa como una red de proxies que interceptan todas las comunicaciones entre servicios y agrega características adicionales como balanceo de carga, lógica de reintento y detección de servicios.
La malla de servicio también proporciona un control detallado sobre el flujo de tráfico, lo que permite una mejor visibilidad y seguridad. Puede facilitar la comunicación entre múltiples clústeres de Kubernetes o proveedores de la nube y facilitar la implementación de preocupaciones transversales como la observabilidad, la seguridad y la resiliencia. En última instancia, esto ayuda a mejorar la escalabilidad, la disponibilidad y la confiabilidad de las aplicaciones basadas en microservicios.
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