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En el diseño arquitectónico, la sensibilidad a la ligereza se relaciona con la capacidad de hacer que el edificio se sienta ligero y aireado, a pesar de su masa y estructura. Esto significa que los arquitectos deben prestar mucha atención al peso y volumen de los materiales que utilizan y cómo interactúan con la luz.
Lograr la sensibilidad arquitectónica a la ligereza requiere equilibrar varios factores, tales como:
- Las propiedades físicas de los materiales, incluidos su peso, textura y reflectividad
- La cantidad y calidad de la luz natural que ingresa al edificio
- La ubicación y forma de las ventanas, tragaluces, y otras aperturas
- El uso de iluminación artificial para aumentar o contrastar con la luz natural
Los arquitectos que logran con éxito la ligereza en sus diseños crean espacios que se sienten abiertos, acogedores y armoniosos con su entorno. Esto puede conducir a una sensación de libertad y alegría para los ocupantes y visitantes del edificio.
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