El estilo de Antoni Gaudí evolucionó a lo largo de su carrera desde una influencia gótica más tradicional hasta el estilo único que se conoció como modernismo catalán. En sus primeros trabajos, Gaudí se adhirió a las formas y estilos tradicionales de la arquitectura gótica, como se ve en su trabajo en el Palacio Episcopal de Astorga y la Casa Vicens.
A medida que adquirió más experiencia, Gaudí comenzó a experimentar con nuevas formas y técnicas, incorporando elementos de la naturaleza y formas orgánicas en sus diseños. Esto se puede ver en su trabajo en el Parque Güell, donde creó estructuras que se mezclan a la perfección con el paisaje natural.
Más tarde, el estilo de Gaudí se hizo más elaborado y ornamentado, a medida que desarrollaba su estilo característico del modernismo catalán. Esto se puede ver en su trabajo en la Casa Batlló y La Pedrera, donde incorporó elementos intrincados y decorativos en las fachadas del edificio.
La obra final de Gaudí, la Sagrada Familia, representa la culminación de su dedicación de por vida a su estilo único. Las formas orgánicas y los detalles intrincados de la catedral reflejan su fascinación por la naturaleza, y los métodos de construcción innovadores que utilizó para crear el edificio establecieron un nuevo estándar para la arquitectura moderna.
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