La arquitectura de conservación juega un papel importante en la promoción del diseño participativo, ya que prioriza la participación de la comunidad en la planificación y ejecución de proyectos de conservación. El diseño participativo implica tener en cuenta las necesidades, preferencias y experiencias de las personas que viven y trabajan en los edificios y barrios que se están preservando. Los arquitectos de conservación colaboran con los miembros de la comunidad, reconociendo que su aporte es esencial para satisfacer las diversas necesidades de la comunidad y para garantizar que el proyecto se alinee con sus valores y patrimonio cultural. Esto promueve la idea de co-creación, donde todos los interesados son considerados participantes activos en el proyecto, no solo receptores pasivos de un diseño final. Al involucrar a los miembros de la comunidad en el proceso de diseño,
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