La flexibilidad arquitectónica se refiere a la capacidad de un sistema para adaptarse a los cambios en la arquitectura o el diseño del sistema sin requerir cambios significativos en el código subyacente del sistema. Esta flexibilidad permite la creación de diferentes abstracciones o representaciones de la funcionalidad y estructura del sistema, sin afectar la funcionalidad del sistema.
Por ejemplo, un sistema con arquitectura flexible sería capaz de implementar diferentes abstracciones del sistema, como la programación orientada a objetos o la arquitectura basada en eventos, sin necesidad de reescribir por completo el código del sistema. Esto permite un diseño, mantenimiento y evolución del sistema más eficientes y efectivos.
La flexibilidad arquitectónica admite la abstracción del sistema al permitir la creación de múltiples abstracciones de un sistema que pueden coexistir, representando diferentes aspectos de la funcionalidad del sistema. Estas abstracciones pueden ser utilizadas por diferentes equipos o personas que trabajan en diferentes partes del sistema, lo que les permite trabajar con el sistema a un nivel más alto de abstracción sin necesidad de comprender la complejidad subyacente del sistema.
En general, la flexibilidad arquitectónica permite la abstracción del sistema al permitir múltiples representaciones de la funcionalidad de un sistema, al tiempo que minimiza el impacto de los cambios en el diseño del sistema en el código subyacente.
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