La Edad Moderna se caracteriza por el uso de tecnología y maquinaria avanzada para la construcción. Los edificios de esta época se construyeron utilizando técnicas y estilos arquitectónicos modernos. El proceso de construcción involucró el uso de materiales avanzados como acero, hormigón y vidrio.
El desarrollo más significativo de la Edad Moderna fue la introducción de la revolución industrial, que trajo consigo la producción en masa de materiales de construcción como el acero y el hormigón. El uso del acero permitió la creación de estructuras más altas y robustas, como los rascacielos.
Además, el uso de hormigón armado permitió la construcción de estructuras a gran escala como puentes, presas y edificios industriales. La construcción de estas estructuras involucró el uso de grúas, excavadoras y otra maquinaria pesada de construcción.
Además, durante la Edad Moderna se desarrolló el sistema de transporte masivo, que permitió el transporte de materiales de construcción de manera fácil y eficiente. También se popularizó el uso de materiales prefabricados, lo que permitió una construcción más rápida y eficiente.
En conclusión, la Edad Moderna vio avances significativos en la industria de la construcción que revolucionaron la forma en que se diseñaron y construyeron los edificios. Los avances tecnológicos hicieron posible construir estructuras que antes no eran posibles y el proceso de construcción se volvió más eficiente y eficaz.
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