La Catedral de Burgos se construyó en varias etapas a lo largo de más de tres siglos, desde 1221 hasta 1765, lo que la convierte en una mezcla de diferentes estilos arquitectónicos.
El diseño original era románico, pero luego se modificó al gótico. La construcción estuvo a cargo de varios arquitectos y maestros de obras, entre ellos el francés Fernán González y el español Juan de Vallejo.
La nave central y el crucero de la catedral se completaron a fines del siglo XIII, pero la fachada y las torres no se terminaron hasta el siglo XVI. A la catedral se le añadió la Capilla del Condestable, obra del Renacimiento español, a principios del siglo XVI.
En el siglo XVIII, la catedral sufrió más remodelaciones, como la adición de la sacristía y la finalización del claustro.
En general, la construcción de la catedral se basó en el trabajo de miles de albañiles, escultores y artesanos, que utilizaron materiales locales como piedra caliza y arenisca para crear una de las catedrales góticas más impresionantes de España.
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