La arquitectura exuberante se caracteriza por la abundancia de elementos decorativos, formas extravagantes y detalles elaborados. A menudo hace hincapié en la expresión y la creatividad individuales, y puede que no esté necesariamente limitada por la adherencia a un estilo particular o contexto histórico.
El contextualismo, por otro lado, es un enfoque que considera el entorno, la historia y la cultura de un lugar en particular, y busca crear obras de arte o arquitectura que armonicen con estos factores. El contextualismo valora la simplicidad, la función y la armonía con el paisaje circundante o el tejido urbano y, a menudo, se basa en técnicas o materiales de construcción tradicionales.
En resumen, la arquitectura exuberante pone énfasis en los elementos decorativos y la expresión individual, mientras que el contextualismo enfatiza la armonía con el entorno circundante y las consideraciones culturales.
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