Las vidrieras románicas se diferencian de los tipos anteriores de vidriería en varios aspectos. En el período románico, los vidrieros comenzaron a emplear una técnica llamada "trazado de placas", que les permitía crear diseños más intrincados y detallados. Esto implicó cortar y pintar piezas de vidrio y luego cocerlas en un horno para fusionarlas en un solo panel.
Los colores utilizados en las vidrieras románicas también eran más brillantes y vivos que los utilizados en las vidrieras anteriores. Esto se logró mediante el uso de una variedad de óxidos metálicos para teñir el vidrio, lo que resultó en una gama más amplia de colores y sombras.
Otra diferencia clave es que las vidrieras románicas a menudo representaban escenas y figuras bíblicas de una manera más realista y humanizada que los tipos anteriores de vidriería. Esto refleja una tendencia más amplia en el período románico hacia un mayor enfoque en el humanismo y el naturalismo en el arte y la cultura.
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