La arquitectura vernácula desempeñó un papel importante en el desarrollo del estilo románico al influir en el uso de materiales de construcción, técnicas y motivos decorativos locales. Esto condujo a la creación de variaciones regionales y una amplia gama de estilos arquitectónicos. El uso de arcos de medio punto y bóvedas de cañón, que se encontraban comúnmente en los edificios locales, se convirtieron en elementos estándar en la arquitectura románica. La arquitectura vernácula también influyó en el desarrollo de elementos decorativos como temas escultóricos, tallado en piedra y frescos, que poblaron la decoración de los edificios románicos. La mezcla de influencias locales y regionales con el estilo románico creó un lenguaje arquitectónico único que reflejaba la identidad cultural de cada región donde se adoptó.
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