El uso de bóvedas de crucería tuvo un impacto significativo en el diseño de las iglesias románicas. La bóveda de crucería permitió diseños más intrincados y complejos, ya que permitió que el peso de las bóvedas se distribuyera de manera más uniforme, lo que significa que se podían usar columnas y pilares más pequeños para sostener el techo abovedado. Esto permitió interiores más altos y espaciosos con ventanas más grandes, lo que resultó en un interior más abierto y lleno de luz. También permitió una decoración más elaborada, ya que las nervaduras proporcionaron un marco para la decoración, como el tallado intrincado, la pintura y el trabajo escultórico. El uso de bóvedas de crucería también permitió una mayor durabilidad, lo que permitió la construcción de edificios más grandes, más estables y más impresionantes. Esta innovación condujo al desarrollo de muchas iglesias románicas icónicas,
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